31 octubre 2007

Hace friiiiio!!!


Ayer a la salida de la facultad, quedé con Ángel y fuimos a tomar un café.

Ángel viene conmigo a clase y somos amigos desde el año pasado. Es muy tímido y callado, pero tan pronto le conoces es un verdadero encanto. Solemos hablar de libros y poesía y como es un enamorado de Benedetti siempre aprendo algo nuevo cuando estoy con él.

Ayer hacía mucho frío. Tanto que me arrepentí de no llevar mi fabulosa bufanda de lana roja, que tantas veces me salvó de coger una pulmonía. A Ángel se le pusieron las orejas rojas y tenía un aspecto muy gracioso.

En la cafetería nos esperaba Julián, su compañero de piso. Julián estudia Química y me dio la impresión de que era un tipo bastante raro; pero al parecer es un pequeño genio, de esos que sólo sacan matrículas.

Cuando estábamos sentados le pregunté a Ángel si su poeta preferido tenía algún poema dedicado al frío. Entonces me dio estos versos:

Los formales y el frío

Quién iba a prever que el amor, ese informal
se dedicara a ellos tan formales

mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa, la de ella,
era como un augurio o una fábula
su mirada, la de él, tomaba nota
de cómo eran sus ojos, los de ella,
pero sus palabras, las de él,
no se enteraban de esa dulce encuesta

como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche

y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa, la de ella,
ya el frío estaba en sus labios ,los de él,
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos

una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre

él probó sólo falta que me quede a dormir
y ella probó por qué no te quedas
y él no me lo digas dos veces
y ella bueno por qué no te quedas
de manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos, los de ella,
después ella besó sus labios, los de él,
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.



Me quedé impresionada. Creo que es uno de los mejores poemas que he leído jamás.
Mientras estaba absorta releyendolo, Julián, que hasta entonces no había abierto la boca, dijo:

Julián: En realidad el frío tal y como lo sentimos no existe. No es más que una reacción nerviosa al hecho de que la temperatura del agua intracelular baja de cierto punto crítico, lo cual impide que se realicen las reacciones químicas ordinarias, originando una reacción en cadena que lleva a un impulso nervioso que nuestro cerebro interpreta como frío.

Ángel y yo: ...

Depués de unos cinco minutos en silencio:

Yo: Julián
Julian: Qué?
Yo: Eres muy raro.

25 octubre 2007

Martín, Pedro y Jorge

Si mis tres compis de piso son muy especiales y muy diferentes entre ellas, no iban a ser menos sus respectivas parejas. La verdad es los tres forman un trío muy particular, y cuando están juntos no puedo parar de reir.



Pedro es el novio de Ana. Ya os había hablado de él en alguna ocasión. Ahora mismo está trabajando en un restaurante de Coruña (yo no sé si será porque es muy bueno cocinando o por que es muy malo, pero desde que lo conozco ha cambiado tres veces de restaurante). Llevan saliendo juntos cerca de seis años años (lo que me parece una barbaridad!!!) y es superdivertido. A veces se pone a contar una historia y lo hace tan bien que no puedes parar de reir. Debería estar en el club de la comedia. Cuando viene a casa a ver a Ana nos hace la cena. Y la verdad es que esas noches ninguna de nosotras hace planes, ya que sus platos están buenísimos.

Martín es el novio de mi prima, aunque según ella no son novios, simplemente amiguitos con ciertos derechos. Voy a ser sincera, creo que Martín es más inocente que un osito de goma. O eso o que no piensa las cosas cuando las suelta por su boca. Ya os he contado aquella discusión que tuvo con Marta cuando se le ocurrió decirle que las tías "vamos a la Universidad para encontrar marido". Pues no fue la única de sus perlas. Un día le preguntó a Sofía si en su trabajo de camarera no se sentía un poco "puta" debido a la cantidad de tíos que le deben entrar por la noche (Sofía no le habló en dos semanas después de aquello)y en otra ocasión, cuando me disponía a dar uno de mis paseos nocturnos me dijo que le parecía inconcebible que una chica anduviese sóla por la noche ¡sin la compañía de un hombre!. Sin embargo estoy segura de que no lo hace con mala intención. Este tipo de forma de pensar es la que ha recibido en su casa y es incapaz de ser de otra manera (no quiero imaginarme cómo debe ser su padre). Cada vez que tiene alguna de estas meteduras de pata con alguna de nosotras luego se deshace en disculpas y lamentaciones. E incluso nos hace algún regalito. La verdad es que siempre necesita un empujón de mi prima, ya que ni se da cuenta de que está diciendo memeces, pero se siente realmente mal cuando ve que nos ha ofendido.
Martín es un loco del ciclismo. Está en un equipo y siempre que puede está montado en su bicicleta entrenando. Además trabaja en una tienda de deportes, con lo cual siempre tiene la misma idea en la cabeza.

Jorge es el chico con el que está saliendo Sofía. Es adorable. Os digo esto porque además de guapo (morenazo de ojos verdes!!!) es muy simpático. La verdad que estos dos hacen una pareja odiosa, tan guapos, tan majos...
Hace un par de años que terminó arquitectura y ya está trabajando en un estudio. O sea que aún por encima tiene pasta. La verdad es que sólo tiene un defecto, y es que es amigo del idiota de Óscar. Siempre que puede viene a casa a ver a Sofía. No sé muy bien si la cosa va en serio, pero se les ve muy tontitos a los dos cuando están juntos.

El otro día en casa coincidí con los tres en el salón mientras mirábamos Kyle XY.

Martín: Esto es una mierda.
Yo (visiblemente cabreada porque me encanta la serie): ¿Y por qué?
Martín: Joder, ya me dirás. Un tío sin ombligo que tiene superpoderes. Menuda chorrada.
Yo: Pues si no te gusta no la mires. Pero no tienes porque decir que es una mierda.
Jorge:¿A tí que series te gustan, Martín?
Martín: Pues series normales, y no estas estupideces.
Jorge: ¿Y que series son normales?
Martín: Bueh...yo que sé. Series normales, como...no sé...esa de la secretaria.
Pedro:¿La de la secretaria? ¿Cual es esa?
Martín: Si, hombre, esa de la secretaria con gafas y el jefe.
Pedro: ¿Pero cual? No me suena de nada.
Martín: La que echan por las tardes, hombre.
Pedro: La echan por las tardes...Pues tío, te juro que no se me ocurre nada.
Jorge: Pero ¿es española o americana?
Martín: Española. Es esa en la que hay más secretarias y hay una tía que está cañón pero que es idiota.
Yo: ¿No estarás hablando de "Yo soy Bea"?
Martín: ¡Esa!
Pedro (con una sonrisa): ¿Y eso es una serie normal?
Martín: Pues ya me dirás, gente normal, cosas normales.
Jorge (con una sonrisa más grande): Pero eso no es una serie. Es un culebrón.
Martín: Pero qué dices. Es una serie española. No tienen acento.
Jorge (riéndose): ¿Como? ¿Crees que para ser un culebrón tiene que ser sudamericana?
Martín: Pues claro.
Pedro(riéndose):¡Joé, menuda forma de clasificación tienes tú!.
Yo: ¿Y a tí te parece mejor serie la de la Bea esa que la de Kyle XY?
Martín: Bueno, por lo menos no echa tanto por fuera como esta.
Jorge (partiéndose de risa): ¿Estás hablando en serio?
Pedro (con las manos en la barriga): ¿No te parece que echa un poco por fuera eso de que nadie se de cuenta de que la tía está cachonda sólo porque lleve gafas y se recoja el pelo?
Jorge (tirado por el suelo): ¿O que todos los personajes tengan el coeficiente mental de una tortuga?
Martín (poniéndose rojo): Bueno, quizás no he sabido dar un buen ejemplo. Pero es mucho más creíble que esta ¿no?
Pedro: Tío, no puedes estar hablando en serio.
Martín (más rojo): ...
Yo: No sabía que te gustasen los culebrones
Jorge: ¡No son culebrones, que no tienen acento!
Pedro: Entonces Martín, para tí Pasión de Gavilanes debe ser un retrato fiel de la vida en el campo Mexicano ¿verdad?
Jorge: Y "Amarte así, Frijolito" una denuncia sobre la explotación infantil
Martín (rojo como un tomate): Iros todos a la mierda.

22 octubre 2007

Imágenes que cambiaron el mundo (II)

Hazel Bryan Massery y Elizabeth Eckford [1957]



Esta foto se hizo en 1957, en la ciudad de Little Rock en el estado de Arkansas, USA. Estamos en el cuarto año desde que la segregación racial en los institutos fue anulada por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Esta foto fue el testimonio irrefutable de que las cosas en los estados del sur no iban bien.

La estudiante negra Elizabeth Eckford, avanza bajo los gritos de un grupo de estudiantes blancas hacia sus clases en el instituto de la ciudad. Una de ellas, la morena bajita que está justo detrás con la boca bien abierta es Hazel Bryan (que luego cambaría su nombre por el de Hazel Massery).

Elizabeth Eckford perteneciá al grupo de estudiantes de color conocidos como "Los Nueve de Little Rock", que estuvieron en el punto de mira de la opinión pública americana en aquellos años debido a su determinación de ir a clase en un "instituto blanco".

Esta foto fue tomada por Will Counts, y está reconocido como uno de los fotógrafos más importantes del siglo 20, según la Asociación de Prensa Americana.

Más adelante, Hazel cambió su punto de vista y contactó con Elizabeth. Entre ambas mujeres nació una relación de amistad y dejaron aparcadas sus diferencias debido a lo ocurrido en la escuela.

Hace diez años, en un programa de televisión, invitaron a "los Nueve" y a Hazel, con motivo del cuarenta aniversario de la integración racial. En dicho programa, Hazel pidió disculpas públicamente por su actitud en la foto.

La Historia de todo los países casi siempre está construida por los actos de gente humilde que deben tomar una decisión y afrontarla con determinación. Los "Nueve de Little Rock" son un claro ejemplo de cómo es posible cambiar la actitud de la gente frente a sus odios mezquinos y prejuicios.

Otra mujer extraordinaria que me encantaría conocer.

17 octubre 2007

De vuelta en la Universidad

Bueeeeno, después del verano y del mal trago del mes pasado ya me encuentro en Santiago de nuevo.

La verdad es que no estoy muy ilusionada con esto del nuevo curso. Me alegré mucho de volver a ver a las niñas del piso (a mi prima ya la ví en casa de mi abuelita), y también de volver a encontrarme con el grupito de Arte. He visto un par de veces a Olalla en la facultad, y aunque ya no estoy cabreada con ella lo cierto es que no me apeteció mucho saludarla y procuré no toparme con ella.

No estoy en mi mejor momento, es obvio, y mientras no sea capaz de recuperarme intento pasar lo más desapercibida posible. Ya no tomo mis tazas de café de la tarde en las cafeterías de la ciudad vieja, ya no doy paseos nocturnos por las calles de piedra, ya no quiero consolar a la ciudad cuando llora.

Sólo estoy. Y de momento no deseo hacer nada más. Vosotros me entendeis ¿verdad?

05 octubre 2007

Mi abuelito

Hola a tod@s.

Hace más de un mes que no escribo. La razón es que ha sucedido algo horrible. Una guinda fatal para acabar el verano. Mi abuelito ha muerto.

La primera semana de septiembre, de pronto una noche empezó a toser y a ponerse morado. Le faltaba el aire. Mi abuelito vivía en Negreira con mi abuela, un pueblecito cerca de la Costa de la Muerte en Galicia. Mi abuela es bastante mayor, y ella sola no sabía que hacer, así que llamó a una ambulancia y fueron al hospital.

Allí lo ingresaron en la UCI y estuvo toda la noche conectado a una bombona de oxígeno. Al día siguiente mi abuela nos llamó llorando. Habían detectado un cáncer de pulmón a mi abuelito, y estaba muy extendido.

Mi abuelito era fumador. Lo hacía desde que tenía quince años, me dijo una vez. Mis recuerdos desde pequeña son verlo carraspeando a todas horas, y a veces con ataques de tos cuando se reía (cosa que hacía muchísimo, me encantaba la risa de mi abuelo). Mi padre decía que aquello sería lo que lo llevase a la tumba. Este mes se cumplió esa trágica profecía.

Y mi abuelito no volvió a salir del hospital. Estuvo quince días más en la cama, casi sin levantarse, hasta que finalmente todo acabó.

Mis padres, mi hermana y yo viajamos hasta Galicia para asistir al funeral. No puedo olvidar la terrible impresión que me llevé al ver a mi abuelito en el velatorio. Llevaba puesto un traje y le habían colocado las manos sobre su vientre, como si estuviese esperando algo. Tenía cerrados los ojos y le habían sellado la boca con una especie de cera, lo que hacía que sus labios brillasen, como si estuvieran pintados.
Odié muchísimo a los responsables de aquel tanatorio por haber hecho una cosa así. Esa última imagen distorsionada de mi abuelo me acompañará siempre que piense en él.
¿Por qué esa morbosa necesidad de mostrar su cuerpo? ¿acaso no bastaba con un ataud cerrado y una foto de él? ¿Qué necesidad hay de deformarnos así el recuerdo de mi abuelito?

Lloré mucho la muerte de mi abuelito. Aunque la mayor parte del año no lo veía, recuerdo que solían pasar las navidades con nosotros en Madrid, y cuando era pequeña siempre pasábamos un mes del verano en su casa.

Mi abuelo me llevaba de excursión por el campo, y muchas veces, cuando todavía conducía, íbamos hasta la playa. Juntos observábamos a los pájaros y buscábamos rastros de conejos en las fincas cercanas a su casa. Tenía un pequeño taller donde había todo tipo de herramientas, y allí construía pequeños juguetes de madera para mí. Si por alguna razón mi abuela se enfadaba conmigo debido a alguna travesura, él siempre estaba allí para consolarme.

Con mi abuelo subí por primera vez en un barco. Un barco pesquero de algún amigo suyo de la costa. Mi abuelo solía darme vino con gaseosa cuando cenábamos, lo cual me encantaba ya que en casa mi madre jamás lo habría permitido. Una vez incluso probé un chupito de whisky con él (es posible que sea un poco responsable de mi inclinación por la fiesta, je je)

Mi abuelo...