06 septiembre 2007

Alicante, Alicante (tres)

Encontramos a Luis en un pub de la ciudad vieja llenísimo de gente. Era un sitio bastante pijito, donde ponían reggaeton a todo volumen, y yo ODIO el reaggeton. Luis estaba con varios amigos, entre los cuales pude reconocer a dos que había visto en el tren. Al parecer solía ir allí bastante, ya que conocía a los camareros y consiguió que me invitaran a un Agua de Valencia (nunca en mi vida había tomado tantas). Finalmente, creo que debido a la mezcla entre chupitos y Aguas, Carolina y yo comenzamos a bailar como locas.

Mi amiga intentó bailar unas cuantas veces con Luis. El pobrecito lo hacía realmente mal, y prefería quedarse en la barra (realmente era horrible, parecía que sus piernas fuesen de madera, ya que las tenía totalmente rígidas). Yo tuve más suerte.

Finalmente llegó hasta mi trasero. Los dedos de Alfredo dibujaron un círculo sobre mi culotte y noté su suavidad a través de la tela. Mis piernas temblaban, pero no podía dejar de abrazarlo. Noté como jugueteaba con el final de la camiseta. Parecía que estaba dudando si atreverse a tocar la piel de mi espalda. Yo aguanté la respiración y lo besé con más fuerza. Enseguida comprendió lo que quería decirle.

Un chico del grupo de Luis se animó a bailar conmigo. El tío lo hacía realmente bien, e incluso conseguimos que la gente se apartara y nos dejase sitio. Eso es algo que siempre me gustó. La sensación de ser un poco el alma de la fiesta. Repito que ODIO el reaggeton, pero aquella noche podía bailar cualquier cosa.
Me parece que estuvimos un par de horas en el local. Cuando nos marchamos ya no estaba tan lleno. Los amigos de Luis decidieron ir a otro sitio así que nos pusimos en marcha. Carolina estaba un pelín perjudicada, sólo un pelín, y Luis, muy caballeroso él, se ofreció a sujetarla. En seguida noté que entre estos dos la noche iba a acabar bien.

Yo iba al lado de mi bailarín. Se llamaba Alfredo y tenía unos grandes ojos negros. Se esforzó por mostrarse simpático durante todo el camino y la verdad es que lo consiguió. Le pedí que por favor, en el próximo local no pusieran reaggeton, que ya estaba saturada.
- Pero entonces no podremos bailar como antes. - Me dijo.
- Eso no es cierto. Yo bailo cualquier cosa. - Le contesté.
- ¡Nada de reaggeton!. - Dijo Carolina. - Estoy hasta las pelotas.
Creo que eso fue suficiente. Luis habló con sus amigos y como ellos habían quedado allí con más gente decidieron separarse y quedar para más tarde.

Así que Luis, Carolina, Alfredo y yo nos quedamos solitos. Nos llevaron a una cervecería decorada con madera que tenía billar y dardos. Ya podeis imaginaros la situación. Carolina, cada vez más pejudicada y yo, que también estaba muy contentilla jugamos una partida contra ellos. Fueron unos desconsiderados, ya que se lo tomaron en serio, mientras que nosotras no éramos capaces ni de darle a la puñetera bola blanca con el taco.

Deslizó su mano por dentro de mi camiseta y acarició mi espalda. Noté como la piel se me ponía de gallina a la vez que una tormenta de escalofríos agitaron mi cuerpo. La brisa levantó mi melena y la lanzó hacia su cara, cubriendo nuestro beso. El calor se elevó cuando sus dedos rozaron los tirantes de mi sujetador.

Finalmente a mí me entró el sueño. La verdad es que habían sido muchas emociones para un sólo día y estaba reventada, además de que el alcohol había hecho su efecto. Como Carolina estaba igual que yo, decidimos ir a buscar un taxi y volver a casa.
Los chicos nos acompañaron hasta una parada. Había bastante gente, así que tuvimos que hacer cola, y mientras esperábamos Luis y Carolina se pusieron muy cariñosos.

Alfredo y yo nos separamos un poco y nos pusimos a charlar.
- ¿Hasta cuando os quedareis en Alicante?. - Me preguntó.
- Bueno, tenemos que volver dentro de dos días. Esto fue sólo una escapadita corta, aunque ahora mismo me encantaría quedarme toda una semana.
- Oh, es una pena.
Y se hizo uno de esos silencios absurdos que a veces pasan.
- ¿Qué teneis pensado hacer mañana? - Me preguntó de repente.
- Oh bueno... Supongo que iremos a la playa.
- ¿Os gustaría ir a la isla de Tabarca? No podeis venir a Alicante sin visitarla.
- Yo ya la conozco. - Dijo Carolina. - Es muy bonita y tiene un museo de pinturas pequeñitas.
- Vale. - Dije yo. - Quizás sea interesante.
- Pues hecho. Mañana quedamos por la mañana en el puerto y vamos todos juntos.

Y llegó nuestro taxi. Carolina se despidió muy efusivamente de Luis y yo le di un par de besos en las mejillas a Alfredo.

04 septiembre 2007

Imágenes que cambiaron el mundo (I)

Con este post quiero empezar una serie de comentarios sobre fotos muy famosas que han cambiado la forma de ver nuestro planeta. Algunas de ellas han conmovido a toda una nación, otras nos echan en cara la desidia del primer mundo respecto a zonas más deprimidas. Todas ellas se encuentran en multitud de sitios de la red muy bien documentadas y comentadas. Lo que yo voy a hacer simplemente es una pequeña reflexión personal sobre ellas y me gustaría conocer vuestra opinión.

Intentaré ser honesta y no caer en la demagogia o en el morbo (ya que muchas se prestan a ello). De todas formas si en algún momento no estais de acuerdo conmigo me encantará leer vuestro punto de vista.

Ana Frank [1941]

Seis millones de judíos murieron en la Segunda Guerra Mundial. El Holocausto se hizo cercano a muchas personas del planeta cuando una chica adolescente le puso una historia y una cara.



Anneliesse Marie (Anne) Frank nació el 12 de Julio de 1929. Pertenecía a una acomodada familia judía de Alemania que tuvo que huir a Amsterdan debido a la persecución de los nazis. En esa ciudad le regalaron un diario al cumplir los trece años y en él dejó constancia de las experiencias vividas en un desván de un edificio de oficinas cuando se escondió allí con sus padres y su hermana. Finalmente su familia fua capturada y llevada a distintos campos de concentración. Se sabe que Ana murío en Auschwitz debido al tifus entre febrero y marzo de 1945, pocos días antes de que el campo fuese liberado.

De todos ellos sólo sobrevivió su padre, que descubrió y publicó su diario. Así el mundo pudo conocer el horror de la guerra a través de los pensamientos de una niña adolescente.

Yo lo leí cuando tenía quince años. Me lo tragué enterito toda una noche. Recuerdo que me impresionó su estilo y la forma que tenía de abrir su corazón. Sólo tenía trece años, pero ya era una escritora. Cada una de las entradas que hacía empezaban con un alegre Hola Kitty!, una amiga imaginaria a la que escribía las cartas.

Mi gusto por escribir nació a partir de la lectura de este diario. Desde entonces siempre que invento un cuento o dejo un mensaje en mi blog hay algo de ella que me acompaña. Estoy segura de que me hubiese encantado conocerla.

La sinrazón de la guerra se conoce a partir de historias como esta. Cuando estudié las cifras y las batallas en el colegio me sonaban muy lejanas, como si se tratase de una novela. La existencia de este diario, o del cómic MAUS de Art Spiegelman, o incluso las películas "La Lista de Schindler" o "El Pianista" me hacen recordar que la gente que lo vivió era tan real como tú y como yo, y que no tengo ni idea de cuanto sufrimiento puede llegar a pasar una persona.

Espero que estos relatos ayuden a evitar que una cosa así vuelva a suceder nunca.

03 septiembre 2007

Alicante, Alicante (dos)

Por fin llegamos a nuestro destino, y tras despedirnos de Luis y el resto del grupo subimos a un taxi y nos dirigimos a la casa de los padres de Carolina. La casa era un chalet en una urbanización que tenía piscina y cancha de tenis... Ahora que lo pienso, creo que mi amiga es un poquito pija (jijiji).

Deshicimos las maletas y enseguida nos pusimos el bikini. Aunque tenía muchas ganas de pasear por la ciudad, lo que más me apetecía era tumbarme en una hamaca de la piscina y pasarme toda la tarde tomando el sol. Carolina me prometió hacer la ruta turística por la noche, así que no me importó disfrutar las primeras horas en Alicante durmiendo como una vaca. Incluso he conseguido un colorcito de piel estupendo.

Nos besamos durante unos segundos, pero yo lo viví como si el tiempo se hubiese parado. La dulce rigidez de sus labios hizo que me tambalease, pero sus brazos me tenían firmemente sujeta junto a él. No iba a permitir que nada perturbase aquel momento.

A última hora de la tarde recibí una llamada de Luis. Me dijo que se iba de botellón y quería invitarnos, pero mis planes eran conocer la ciudad, así que finalmente quedamos más tarde con él en un local de la zona vieja. Perezosamente, Carolina y yo salimos de la piscina, nos hicimos una cena rápida a base de pasta y nos vestimos lo más monas que pudimos. Ambas teníamos en mente que esa noche nos apetecía salir de "caza".

Carolina no tenía amigos en Alicante. Siempre viene con sus padres, así que ha tenido pocas oportunidades de conocer a gente. En la urbanización no hay mucha gente de nuestra edad, casi todos son parejas jóvenes con niños pequeños y bastantes jubilados. A veces venía una familia de Zaragoza que tenía un chico de dieciseis años e iba con él y su hermano a una pub cercano a la urbanización, pero realmente nunca había salido de marcha. Así que aquella era su primera noche.
- Jo tía, no sabes cómo me alegro de que hayas venido. A veces esto es un verdadero coñazo...- Me dijo.

La verdad es que tuvimos mucha suerte de coincidir con el grupo de Luis en el tren, pensé. La primera noche ya teníamos plan.

Si no conocéis Alicante, os lo recomiendo. La ciudad vieja es preciosa. Descansa sobre la ladera del monte Benacantil, lo que le da un curioso aspecto escalonado (si no os gustan las cuestas, lo teneis chungo), y las fachadas de las casas están repletas de azulejos de vivos colores. La zona está repleta de bares y la gente la conoce como "El Barrio". Por la noche está llena de gente, y hay muy buen rollo. Pensé que era debido al verano, pero más tarde me aseguraron que en invierno era igual.

Carolina conocía muy bien la ciudad, lo cual era genial, sobre todo por que me encanta pasear por las calles estrechas y conocer todos los secretos que esconden los edificios. Tenemos mucha suerte de poder disfrutar en nuestro país de todos estos tesoros históricos tan antiguos y hermosos. No importa de qué parte de España seas, en todos los rincones hay verdaderas maravillas (Nox, si lees esto que sepas que estoy segura de que México es precioso, pero la patria me tira mucho...;) ;), Bellotita ¿verdad que Japón no es tan bonito? ).

Noté como su mano bajaba por mi nuca acariciando lentamente mi espalda. A través de la tela de la camiseta pude notar el calor de sus dedos sobre mi piel. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando llegó al sujetador. Por un momento pensé que no debería bajar mucho más, pero enseguida me di cuenta de que no me importaba.

Tras pasear durante un par de horas decidimos que ya estábamos suficientemente culturizadas y que ya iba siendo hora de empezar a beber. Somos un pelín borrachinas, qué le vamos a hacer... Despues de tomarnos unos chupitos en un par de sitios fuimos a buscar a Luis.