20 abril 2007

El Primer Beso (II)

Para evitar problemas nos alejamos de allí y buscamos otro pub donde poder tomar unas copas tranquilas. Conocimos a un grupito de alemanes muy majos que estaban de turismo y nos pusimos a hablar con ellos. Os aseguro que todas mis amigas estaban encantadas con la idea de "practicar" el inglés.

La noche iba avanzando y ya casi me había olvidado del mal rollo del principio. A Carolina le brillaban los ojos cada vez que miraba a uno de los alemanes, uno alto de pelo rubio largo, aunque a mí me hacía más tilín el que no se despegó de mi lado, morenazo, con el que estuve jugando a enseñarle palabras en español e intentando aprenderlas en alemán.

Cuando entramos en un nuevo local todos juntos, ya me encontraba totalmente tranquila y animada. Mi "alemancito" se empeñaba en invitarme a todas las copas que iba consumiendo, y aunque al principio eso me hacía gracia luego le rogué que me dejase pagar a mí también (ahora que lo pienso, creo que no lo hacía por gentileza sino para emborracharme). Recuerdo que entonces entró en el local uno de esos vendedores orientales con una bolsa llena de cachivaches. Como todas estábamos un poco achispadillas se nos ocurrió comprarle algo, y yo opté por una de esas espadas de colores que se pueden extender como si fuesen una antena.

Mi copa se había acabado, así que me acerqué a la barra con mi alemán para pedir una cerveza. Mientras esperábamos a la camarera sentí como alguien me tiraba del brazo. Me giré y allí estaba Jaime, mirándome.

Durante unos momentos me quedé muda, incapaz de moverme. Llevada por un impulso reflejo levanté la espada de plástico que tenía en mi mano y no se me ocurrió otra cosa más estúpida que decirle:
-Ten cuidado conmigo, estoy armada.

Aún hoy me pregunto a qué vino aquello. No sé, supongo que no me esperaba encontrármelo de repente, y ya os dije que había bebido un poquitín, y además he de reconocer que estaba buenísimo (llevaba unos vaqueros y una camiseta ceñida que le quedaban...¡Ay!...).Digo yo que todo eso provocó que mi cerebro no estuviese en su mejor momento.

Jaime sonrió.
- ¿Y piensas atacarme? - Me dijo.
- Mira, no quiero problemas. Hace un rato tu novia estuvo a punto de quitarme los ojos porque cree que me he metido entre vosotros. ¿Por qué no vas con ella y le explicas que eso no es cierto?.
- Si, ya me he enterado. No le hagas caso, es un poco histérica. Además ya no estamos saliendo juntos. Esta tarde nos peleamos y hemos cortado.
- Ya, claro. Y ahora piensa que la culpa ha sido mía.
- Verrónica, da biarr. - Me había olvidado de mi alemán. Estaba detrás de mí con dos jarras de cerveza en la mano esperándome.
- Me tengo que ir - Le dije a Jaime (la verdad es que estaba encantada de que me viese con el turista, que supiera que otros chicos también quieren estar conmigo)- Espero que lo arregles con ella.
- Verónica, espera. Si tienes un momento me gustaría hablar contigo.

Intuí lo que quería decir con esa frase. La cabeza me trajo al momento la imagen de aquella mañana en el tobogán, y la sensación de sentirme abrazada por él. Miré a mi alemancito, que estaba allí con las dos cervezas, esperándome. No debí hacerlo, pero en ese momento no pensaba con claridad (bueno, no pensaba con la cabeza), así que le dije que se llevase las cervezas a la mesa donde estaba el grupo, que yo iría más tarde.
Miré a Jaime con seriedad.
- A ver, ¿qué quieres?.
- Vero, no es del todo cierto que tú no tengas nada de culpa en que haya cortado con ella. La verdad es que ya hacía tiempo que pensaba hacerlo, pero cuando estuve contigo esta mañana me decidí completamente.
- Pero...
- Espera, espera, que si no lo digo todo junto no lo entenderás. Te tenía controlada en el instituto. Siempre me pareciste genial, pero nunca encontré el momento de hablar contigo. La verdad es que soy bastante tímido, y me suele costar mucho hablar con una chica guapa. En la piscina me alegré un montón de verte, y me alegré sobre todo de que no estuviese mi novia. ¿no te diste cuenta de que en ningún momento me despegué de tí?.

Noté como mi cara se estaba poniendo roja. Las piernas me temblaban y no sabía qué hacer con las manos (todavía tenía la estúpida espada en una de ellas). Era la primera vez que alguien se me declaraba (bueno, si a aquello se le podía llamar una declaración), y no tenía nada claro qué era lo que se suponía que debía hacer a continuación. Lo más curioso de todo es que no podía dejar de pensar en que ¡había dicho que le parecía guapa!

- Bueno...a mí también me gustó la piscina...
- Se salió ¿verdad?. Sobre todo el tobogán de tubos. Pero ¿te diste cuenta o no?

¿Conoceis esa sensación de verguenza absoluta? ¿esas ganas de querer desaparecer de algún modo y no saber como hacerlo? ¿por qué seguía insistiendo en si me di cuenta? ¿acaso no estaba suficientemente claro?

- ¡Hey, Vero! ¿Qué haces? Te estamos esperando. - La voz de Carolina sonó a mis espaldas. - ¡Ah!, Hola Jaime. Me parece que tu novia te estaba buscando.
- Hola. - Respondió él. Y en ese momento se hizo un silencio. Uno de esos silencios eternos en los que esperas que alguien diga algo, pero nadie se atreve.
- Voy con mis colegas, que tengo allí mi copa. - Dijo, por fin.

Tan pronto se dio la vuelta, Carolina comenzó a atacarme.
- Pero ¿de qué vas, niña? ¿quieres que la otra loca te parta la cara?¿a que viene esto?
- Sólo estábamos hablando, nada más.
- Si, nada más. Sólo hay que verte. ¡Si estás temblando!
- Oye ¿Y qué pasa? ¿no puedo hablar con quien me de la gana acaso?
- Mira, si lo que quieres es terminar el viaje con problemas, tu misma. Pero yo creo que ya que viniste con nosotras deberías seguirnos. Nos vamos a otro sitio.
- Vale, me despido de él y os sigo. Sólo un minuto.
- Si, ya, un minuto...

Vi a Carolina y el resto del grupo abandonar el pub. Indiqué mediante gestos a mi alemancito que nos veríamos enseguida, pero creo que no quedó muy convencido.
- Entonces ¿te quedas? - Jaime estaba junto a mí, con un cubata en las manos.
- No, sólo quería despedirme. Están esperándome.
- ¿Puedes tomarte algo antes? te invito.
- Ya he bebido mucho, gracias. Mira, Jaime, lo que me dijiste...
- Aún no me respondiste.
- ¿No te respondí? ¿a qué?
- ¿Te diste cuenta?

De pronto el tembleque volvió a poseerme, pero esta vez muchísimo más fuerte. Tuve que apoyarme en la barra porque sentía que mis piernas me fallaban.

- ¡Epa, que te caes! - Y rodeó mi espalda con su brazo.

Y así no quedamos; yo inclinada, en una posición realmente ridícula, con las piernas dobladas y los brazos sobre la barra sujetándome; y él sobre mí, con su brazo a mi alrededor.
Me miraba fijamente. Ya no sonreía. Y se fue acercando.
Y yo pensé: "¿es esto?¿esto va a ser un beso?¿mi primer beso?¿con Jaime?...¡Sí, con Jaime!¡Qué suerte!".
Y cerró un poco los ojos.
"¿Hay que cerrar los ojos?¿como en las películas?¿no se pueden dejar abiertos?...mejor hago como él y los cierro"
Y acercó más su cara a la mía.
"¡Uy! Huele un poco a tabaco. Odio el tabaco. Mi primer beso y tiene que saber a tabaco. Si salgo contigo te obligaré a dejar de fumar".
Ya tenía los ojos completamente cerrados.
"Ya se acerca, ya..." "¡JAIME ES UN CABRÓN!".
De pronto el recuerdo de esas palabras de Carolina me hicieron reaccionar. Aparté mi cabeza y me puse de pie.
- ¿Que te pasa?- Me preguntó.
Pero no pude contestarle. Por la puerta del local acababa de entrar su novia.

(Jijiji, y aquí se acaba el segundo capítulo. Jo, esto ya parece una novela por entregas. Lo que pasa es que me pongo a escribir y los recuerdos llegan a mi cabeza, y de pronto me acuerdo de detalles que había olvidado, como lo de la espada. Creo que ya ha quedado un post demasiado largo, así que pronto vendrá el tercero y último)

5 comentarios:

Nox dijo...

Que bien soy el primero en comentar,JAIME debio de ser todo un cazanovas para traer a todas las chicas asi, por lo menos a ti naidleim que envidia, oye aunque a lo mejor el aleman te queria emborrachar no dejo de sentir pena por el pobre, que lo dejaste para ver a jaime, pero pues ya ni modo, hay quien dice que consumas lo de tu pais para que la economia progrese.
Espero el final con ansias naidleim escribe pronto y cuidate.
=D.

naidleim dijo...

Pues si, Jaimito era todo un Casanova a los 16 (y creo que sigue siéndolo, aunque ya le he perdido la pista).

El alemán, no sé si quería emborracharme o sólo ser cortés (aunque después de lo que he vivido años más tarde creo que lo primero), pero era un chico encantador. Aún hoy me arrepiento
de no haberme ido con él aquella noche (bueno, la verdad es que no, pero no quiero adelantar acontecimientos, je je je).
Uf, si la economía de mi país dependiese de lo que yo consuma en copas entoces iría muy mal. La verdad es que mi época más borrachina fue en el instituto (ahora soy mucho más decente ;) )

Quiero ser sincera con tod@s vosotr@s y confesaros que me he concedido un par de licencias literarias en el relato. La primera es que la conversación entre Jaime y yo antes de que Carolina me echara la bronca no fue exactamente así. No la recuerdo muy bien (ya os he dicho que mi cabeza no regía muy bien en ese momento), pero sí sé que fue mucho más larga. Jaime no me dijo exactamente esas palabras sobre lo de que me tenía controlada en el instituto, pero básicamente su intención fue la misma (os lo juro, según él ya le molaba mucho antes de esa excursión). Pero de lo que me acuerdo perfectamente es de la preguntita ¿Te diste cuenta?. Todavía hoy, cuando recuerdo su vosz preguntándomelo un ligero temblor me ataca las rodillas.

La segunda licencia es que la novia de Jaime no aparece justo en el momento del beso frustado. La verdad es que no fui capaz de besarlo porque no me encontraba cómoda (lo que Carolina dijo acerca de él tuvo mucho que ver, es cierto) y después de eso estuvimos un rato hablando sobre otras cosas. El lo intentó un par de veces más tarde, pero la ocasión ya se había evaporado. Su novia apareció cuando estábamos charlando sobre la gente del instituto

Espero que lo entendais. Me dejé llevar un poco por ese intento de escritora que llevo dentro y me pareció que así quedaba mejor. Pero en esencia todo lo que os he contado es lo que sucedió aquella noche.
Ya sé que os estoy dando el coñazo con mis pequeñas historias, pero una vez que me puse a escribirla, resulta que comenzé a recordar todo aquello y decidí que me gustaría verlo por escrito. Creo que fue una de las noches más bonitas de mi vida.

Muchos besos

Nox dijo...

Primero al decir que consumieras lo que el pais produce me referia a que estaba bien haber elegido a jaime y no al aleman, jejeje pero me dio risa que dijeras que eras muy borrachina, y no te preocupes
naidleim no tiene nada de malo ponerle pasion y algo de suspenso a tu historia, explica la escencia, que es lo importante, ademas como escritora tienes talento, otra cosa que me dio risa fue que dijeras que te han tratado de emborrachar para fines oscuros(espero no lo hayan logrado), y en lo particular a mi no me a defraudado para nada las confesiones que acabas de hacer, al contrario sigo esperando con ansias tu siguiente spot.

Bye naidleim =D

orion_rigel dijo...

Pues yo estoy totalmente enganchado con la historia. Te aseguro que no me importan en absoluto tus "licencias literarias". Es más, confieso que me he sentido un poquito identificado ya que has provocado que recordase mis historias en el instituto. Buena época aquella, ahora que ya han pasado unos cuantos años y he procurado olvidar lo desagradable. Por favos, termina tu relato lo antes posible, no nos dejes con el suspenso.

Un abrazo

Anónimo dijo...

A pesar de esas licencias, comprensibles ante la insistencia del aleman en invitarte a todas las copas... estás sabiendo mantener el interés en el relato. Cortándolo en el momento justo.

Personalmente prefiero leer historias reales, en las que uno se pueda sentir identificado con un personaje, incluso evocar otras historias personales, al final tomas cariño al libro por lo que cuenta y por lo que te hace sentir. Creo que la ciencia ficción no permite esta identificación.

Espero la tercera entrega.
Un saludo.