24 abril 2007

El Primer Beso (III)


Lo que vino a continuación se convirtió en una de las situaciones más incómodas de mi vida.

Jaime se dirigió hacia ella, que comenzaba a mostrarse claramente nerviosa. Sus amigas les rodearon y comenzaron a cuchichear señalándome y lanzándome miradas asesinas.

Así que de pronto me vi sola en la barra, sin tener muy claro lo que debía hacer. Quería salir de allí, pero el grupito bloqueaba la puerta y no me apetecía nada abrirme paso entre ellas. Estaba segura de que no había hecho nada malo, pero daba lo mismo, si me acercaba quedaría expuesta a insultos, tirones del pelo o algo peor. Era una situación realmente horrible, allí parada como una boba sin saber que hacer.

Jaime no parecía muy dispuesto a echarme una mano. Se encontraba muy ocupado discutiendo con ella, y al parecer la cosa iba para largo. Me pregunté entonces si tendría que quedarme allí el resto de la noche, cuando alguien se acercó y me dijo:

- Menudo mal rollo ¿eh? Y tú en medio sin comerlo ni beberlo.

Se trataba de Manuel, uno de los amigos de Jaime, que llevaba todo el rato sentado en el grupo con los demás. Yo lo conocía de vista, de verlo en el instituto, aunque nunca habíamos hablado.

- Si, eso parece.
- Como te he visto aquí sola, acorralada por ese coro de gallinas dispuestas a picotearte y sin saber qué hacer he creído que quizás te venía bien un poco de compañía.
- Estoy muy bien, muchas gracias.
- Bueno, si tú lo dices...- Se giró hacia el camarero, pidió una cerveza y volvió con el resto del grupo.

Cuando lo pienso ahora, creo que debí haber aceptado su compañía. Eso me hubiese ahorrado la siguiente media hora, allí plantada sin hacer nada. Por fin Jaime dejó de discutir y se acercó a mí.

- Nos vamos a otro sitio, Vero. ¿Tú qué haces?

No os negaré que me esperaba un desenlace así. Pero me indignó muchísimo. Él sabía que mis amigas se habían marchado hace rato, él me dijo que había roto con su novia y que yo le gustaba, él me quiso besar hace unos momentos... y ahora me dejaba allí para largarse con ella.

- Yo he quedado con Carolina. Me alegro de que hayais arreglado las cosas. - Le mentí con una sonrisa.

- Bueno, ya nos veremos. - Y se fue.

Pensé en ese momento que no podría haber una persona en el mundo más idiota que yo. Lo único que me reconfortaba era saber que por lo menos no se originó ninguna pelea, y que llegaría al hotel enterita. Me entraron unas tremendas ganas de llorar, pero no estaba dispuesta a derramar una sola lágrima por aquello. ¡Sería aún más ridículo!. Cogí mi bolso y salí de allí.

La calle estaba llena de gente. Me parece que eran cerca de la una y media de la mañana y todos los locales estaban repletos. No tenía ni idea de dónde se encontraban mis amigas y el móvil de Carolina estaba fuera de cobertura. ¿Habeis caminado solos alguna vez por un centro de marcha? Es extraño. Ves a mucha gente divirtiéndose, cantando, gritando y a algunos peleándose o vomitando y todo te parece ajeno. Cuando estoy dentro del grupo, pasándomelo bien, no me fijo en esas cosas pero en ese momento me sentía fuera de lugar.

Entré en unos cuantos pubs con la esperanza de encontrar a mis amigas (y quien sabe, a lo mejor también estaba mi alemancito), pero nada. Hice un último intento en una cervecería estilo irlandesa, completamente de madera. Sabía que era posible que estuvieran allí porque a nosotras nos suelen gustar este tipo de sitios. El local estaba repleto y mediante empujones conseguí llegar hasta el fondo. Pero no había rastro de ellas. Decidí entonces que ya había tenido bastante; quería volver al hotel y meterme en la cama y a lo mejor llorar un poco agarrada a la almohada. Como nadie me vería no me importaría hacerlo.

- Vaya, mira quien está aquí.

De pronto Manuel estaba delante de mí. No entiendo de donde salió y cómo no pude verle antes.

- Hola Manuel.
-¿Estás buscando a Carolina? Antes nos la hemos encontrado y me preguntó por tí. Cuando se enteró de que Jaime se había largado me encargó que si te viese te dijera que tenían pensado ir al FlashBack.
- ¡Genial! Muchas gracias.
- Oye, voy contigo. No sé cómo pero también he perdido a mis amigos y supongo que estarán allí.

Salir de la cervecería fue mucho más fácil que entrar. Manuel se encargaba de despejar el camino y yo sólo tenía que seguirle.

- ¡Buf, que cantidad de peña!- Resopló.- Oye ¿tu no tenías una espada? Nos hubiese venido muy bien ahí dentro.
- Si, es cierto. - Le contesté divertida. - Pero creo que me la olvidé en la barra del otro pub.
- Vaya, es una pena. Tienes un aire muy agresivo cuando estás armada.

¿Fue eso un piropo? Todavía lo estoy dudando.

- Oye, Manuel ¿Y como perdiste a tus amigos?.
- La verdad es que soy un poco torpe. Estábamos caminando y me detuve a hablar con un grupo de chicas de Salamanca que estaban de excursión de fin de curso. Al final me entretuve demasiado y cuando levanté la vista mis colegas ya no estaban. Pero no importa, gracias a eso te encontré y ahora estoy aquí, caminado contigo. ¡Y además vas desarmada!

Eso tenía más pinta de ser un piropo.

- Oye, aunque no tenga mi espada, todavía soy peligrosa. - Le dije.
- Tendré que tener cuidado, entonces. -Respondió sonriendo.

(Uf!!! ^_^! ) Al final no calculé bien. Parece que me quedaban más cosas que contar de las que pensaba, je je je. Bueno, pues este "capítulo" termina aquí (es que se me hace tarde, sorry). Os prometo que el siguiente SI será el último.

2 comentarios:

Nox dijo...

jajaja Tu lo estas haciendo proposito naidleim para tenernos en suspenso,por eso no acabas rapido
Cuidate y escribe ponto
=D.

Anónimo dijo...

Hello. And Bye.