01 diciembre 2006

Lluvia

Desde que he llegado a Galicia no ha dejado de llover. Supongo que habréis visto en los telediarios las inundaciones y todo eso. Aquí en Santiago no ha sido tan fuerte, sin embargo no ha parado en dos meses.

La ciudad está oscura y la gente se esconde bajo sus paraguas. Al caminar por la zona vieja un olor de piedra mojada penetra en la ropa y empapa hasta los huesos, haciendo que estos duelan como si saliesen agujas de los músculos. El frío no es excesivo, pero es húmedo y se cuela dentro de una hasta que siento como me toca la piel. Los únicos sonidos son los de las innumerables botas chapoteando sobre el suelo de granito. Ni siquiera los niños tienen ganas de gritar cuando salen de la escuela y todo es un murmullo perenne en las bocas de los peatones, como si estuviesen rezando.

Compostela muestra entonces su cara melancólica, e incluso las luces navideñas recuerdan el brillo de unos ojos a punto de llorar. De cuando en cuando se abre la puerta de alguna cafetería y una oleada de calor y alboroto envuelve por breves momentos la solemnidad de la calle, mientras la pareja que sale del local se cierra los botones de sus gabanes y abre un paraguas.

Santiago llora, pero no sufre. Tiene frío.

3 comentarios:

orion_rigel dijo...

Bueno, bueno, que la ciudad llore está bien, pero tú no te deprimas ¿de acuerdo?

Saludos

Anónimo dijo...

"Chove en Santiago..." Preciosísima ciudad donde un tanto por cien altísimo de gallegos han pasado los mejores años de su vida.

Felicidades naidleim..por estar ahí y por tu divertido blog!!

(Ya tienes una lectora fiel)

Maruxa

naidleim dijo...

Gracias por vuestros comentarios

orion_rigel
Intentaré no deprimirme, pero con tanta lluvia...buf! no imaginas lo que es esto.

Maruxa
Me encanta que la número uno de la Ganzúa se anime a leerme. Espero pasar yo también mis mejores años aquí

Muchos besos a los dos